El presente artículo propone algunas sugerencias para establecer un acercamiento empático entre médico-paciente cuando éste último tiene un pronóstico visual desfavorable y debe ser informado de ello. Para tal efecto, nos basaremos en el protocolo de Buckman y sus seis principios para brindar malas noticias (MN).
Desde sus inicios, la ciencia médica se ha planteado la difícil tarea de pronosticar las posibilidades de recuperación de los pacientes a los que atiende. En algunas ocasiones debe comunicar que un pronóstico es malo y en los peores casos, informar cuando no existen alternativas de cura.
Tal vez uno de los momentos más difíciles al enfrentar una enfermedad con pronóstico desalentador, es cuando el médico comunica al paciente sobre las secuelas que ésta traerá a su vida ya que debe ser lo más objetivo posible al hablar del tema y al mismo tiempo, manejar sus propios sentimientos ante las emociones expresadas por el paciente.
Este artículo intenta reflexionar sobre los cuidados que deben tenerse al brindar una mala noticia médica, ejemplificando algunas situaciones donde se involucra el área de oftalmología y el peor de sus pronósticos: la discapacidad visual.
En el contexto médico las (MN) son aquéllas que afectan de forma negativa a un paciente o a su familia una vez que se les ha informado sobre un diagnóstico y un pronóstico que cambiará radicalmente su vida cotidiana. Para el paciente la (MN) radica en que una vez recibida la información, su rol social cambia y de forma repentina se convierte en un “enfermo” (Gómez 2006; Mercado 2004).
En el caso de la retinopatía diabética por ejemplo, la (MN) existe desde que el paciente se entera que padece diabetes y que tendrá que cambiar sus hábitos alimenticios, ritmo de vida y quizás su actividad laboral. Sin embargo, que la persona afronte que la diabetes le ha provocado ceguera es doblemente impactante ya que además de adaptarse a la idea de estar enfermo también deberá visualizarse como un “discapacitado” (MN+MN).
A pesar de la dificultad de comunicar (MN) y la carga emocional que se genera en quien las brinda y en quien las recibe, es necesario informar al paciente de su situación ya que existen 3 aspectos fundamentales que nos obligan a hacerlo:
Aunque no hay un momento marcado para brindar una (MN) médica, lo más conveniente es que sea a la brevedad posterior de obtener un diagnóstico confirmado y respaldado por estudios clínicos.
La persona indicada para comunicar al paciente una (MN) sobre su salud debe ser su médico tratante ya que es quien conoce de fondo los factores biológicos y médicos de la enfermedad así como las posibilidades de tratamiento y cuidados del padecimiento. Si esta tarea se dejara en manos de otra persona, podrían surgir muchos problemas posteriores ya que cabe la posibilidad de que el paciente recibiera información inexacta.
Ahora bien, si la noticia se brinda en un espacio de clínica multidisciplinaria donde se encuentra todo el equipo de salud que participará en la atención al paciente, ese sería el mejor escenario ya que en un mismo momento el médico tratante daría la noticia, el psicólogo brindaría la intervención en crisis o el respaldo emocional requerido y el educador en salud propondría alternativas para reorganizar las actividades diarias del paciente y su familia (Miguel 2002).
En el área de salud visual la noticia más difícil que un paciente puede recibir es que perderá la vista o que no la recuperará (en los casos donde la ceguera se ha hecho presente tras algún traumatismo o ante la presencia de una patología ocular).
Entre los factores que determinan el impacto psicológico ante una (MN) se encuentran: el tipo específico del padecimiento, la edad del paciente, su personalidad y carácter, la manera en que ha afrontado problemas y pérdidas anteriormente, las redes sociales de apoyo con las que cuenta y la funcionalidad de su dinámica familiar.
Siendo cada paciente único, no existen respuestas idénticas ante las (MN) ya que no será lo mismo informar de un pronóstico de pérdida visual por diabetes a un paciente geriátrico al que se le suman el duelo por la juventud perdida y el de la ceguera; que a un joven padre de familia que tras un accidente pierde la vista, pierde su proyecto de vida y cambia su rol de proveedor para convertirse en alguien que necesitará ayuda.
Dado que ninguna persona vivirá la situación más fácil que otra, es importante que quien brinda la (MN) tenga en cuenta algunos cuidados que van desde el espacio físico donde se comunica la información hasta la manera en que se hace.
La estrategia más conocida para brindar (MN) es la de Buckman (1992), quien rescata un protocolo de seis etapas donde se informa al paciente de su enfermedad y se le apoya emocionalmente tras la noticia. Dicho protocolo sugiere:
Es importante que todo personal médico expuesto al trato con pacientes crónico degenerativos conozca diversas estrategias para comunicar (MN) ya que éstas deben informarse lo más objetiva y empáticamente al paciente con mal pronóstico. La persona indicada para brindar (MN) sobre el estado de salud es el médico tratante y lo ideal sería que la información se diera en un espacio de clínica multidisciplinaria a fin de brindar la mayor y mejor información al afectado.
Aunque en los casos con pronóstico de Discapacidad visual no se pone en riesgo la vida del paciente, éste sufre también un impacto psicológico ante la noticia de su pérdida visual no sólo por lo que le implica físicamente, sino por todos los proyectos y posibilidades que se pierden con ello. Así entonces, se recomienda que los médicos oftalmólogos incluyan en su formación profesional algunas estrategias para comunicar malos pronósticos a sus pacientes y familiares.